Juan Ramón Jiménez: ¿Qué?¿Pican?
Juan Ramón Jiménez: Yegua Blanca
Juan Ramón Jiménez: en tierra...
Juan Ramón Jiménez: Si todos tirásemos en la misma dirección, el mundo volcaría
Juan Ramón Jiménez: Ocurre con la gente de mente pequeña lo mismo que con las botellas de cuello estrecho. Cuanto menos contiene, más ruido hacen al vaciarlas
Juan Ramón Jiménez: La ciencia no es para el borrego, ni las velas son para el ciego
Juan Ramón Jiménez: El alma que hablar puede con los ojos, también puede besar con la mirada
Juan Ramón Jiménez: No digas que va a llover, sin sentir gotas caer
Juan Ramón Jiménez: El sol brilla en todas partes, pero algunos no ven más que sus sombras
Juan Ramón Jiménez: Nada que se consiga sin pena y sin trabajo es verdaderamente valioso
Juan Ramón Jiménez: La luz al final del tunel es siempre la del tren que viene de frente
Juan Ramón Jiménez: El cuerpo del hombre es como una vestidura cuando se ha gastado por la edad o por la enfermedad, el alma lo abandona
Juan Ramón Jiménez: Hay algo que Dios ha hecho mal. A todo le puso límites menos a la tontería
Juan Ramón Jiménez: Mi flauta con sol lloraba a lo largo de la orilla, atrás quedaba un reguero de amarillas margaritas
Juan Ramón Jiménez: No ensucies la fuente donde has apagado tu sed
Juan Ramón Jiménez: Cuanto mayor la riqueza, más espesa la suciedad
Juan Ramón Jiménez: La escultura es el arte de la inteligencia
Juan Ramón Jiménez: Tres podrían guardar un secreto si dos de ellos hubieran muerto
Juan Ramón Jiménez: Si de tu vida cárcel haces, preso serás de tu existencia
Juan Ramón Jiménez: Cuando bebas agua, recuerda la fuente
Juan Ramón Jiménez: El instante es la continuidad del tiempo, pues une el tiempo pasado con el tiempo futuro
Juan Ramón Jiménez: La vejez conduce a una tranquilidad indiferente que asegura la paz interior y exterior
Juan Ramón Jiménez: Lo que sabemos es una gota de agua, lo que ignoramos es el océano
Juan Ramón Jiménez: Con números se puede demostrar cualquier cosa
Juan Ramón Jiménez: Nunca está más oscuro que antes del amanecer