AndreaCorDieulafoy:
Te sueño. Apareces amenazante. Tus brazos rodean mi cabeza apretándola con fuerza. Consciente de ser pesadilla deseo despertarme. -Debes pagar mi dolor- gritaste. Vigilia. Ojos abiertos. Palpitaciones.
AndreaCorDieulafoy:
Poco a poco, sin ser conscientes, ya no somos. Apenas recuerdo. A veces eres sueño que diseño a mi antojo. Dejé de ser; cuándo. Apenas reminiscencia. Perfume de óleo. Dadaísmo.
AndreaCorDieulafoy:
pelus
AndreaCorDieulafoy:
Febrero culpable; lo helaste. Encendí chimenea de leña hasta intoxicarte. Cerrojo en puerta y ventana. Quise ser rata, cucaracha. Impávido muro. Berlín. Disfrazo mi tristeza con sonrisa arlequín.
AndreaCorDieulafoy:
Hombre de ojos tristes, de mirada ambigua y pasado impenetrable, concédeme melodía en esos silencios fríos que me regalas.
AndreaCorDieulafoy:
Es la marsellesa como hada de cuento infantil. Perfila sonrisas de joquer sobre cara pálida, la mía. Y son las conversaciones de proyectos lejanos, las que convierten en vino de reserva el vino blanco barato.
AndreaCorDieulafoy:
Soñaba con tener una casa. La imaginaba vacía, amueblada, en ruinas, destruida. Fabricaba con su mente materiales inexistentes. Casas en lugares diferentes. Distintos colores. Olores. Salones con melodías de vinilo y naturales.
AndreaCorDieulafoy:
Soy uña, uña incrustada. Crezco y a tu gusto me recortas. Araño a quien te trata con desprecio y a quien lo hace con aprecio. Me muerdes con rabia. Me cuidas; vitaminas para que esté fuerte. Esmalte para ocultar mi estado natural.
AndreaCorDieulafoy:
Paseo nocturno de madrugada. Fuiste tú quien me enseñaste a apreciar los caminos oscuros, a esquivar tortugas y a escuchar búhos. Miré a la lechuza frente aquella manzana donde discutimos; recordé tus palabras “algún día echarás de menos lo nuestro” .
AndreaCorDieulafoy:
Fui Petrof de segunda con secretos en la butaca. Viajé por toda la casa; sube, baja, suena, calla. Las medusas de Satie atrapan a mamá mientras descansa en el jardín. Meñiques asustados, deformados, abandonan con los años.
AndreaCorDieulafoy:
Por el día creces; en la noche, decreces. Caminas por laberintos en busca de lo extraordinario. Alicia te presta su espejo para que te maquilles los labios. Besos y más besos para acabar durmiendo con príncipes encantados.
AndreaCorDieulafoy:
En aquella llamada nerviosa, mostrabas preocupación porque el tinte, en sus tres primeros meses, tizna hasta las entrañas.